Alimentación a partir de los 6 meses.
Nuestra zona se ha caracterizado por la aplicación progresiva de la Dieta Mediterránea Tradicional, adaptada a las capacidades masticatorias de nuestros hijos.
Este post es continuación de Cómo iniciar la alimentación complementaria infantil
Vosotros, los padres deberíais comer adecuadamente, es decir ser participes de una dieta saludable. Nuestra cultura está dentro de lo que hemos llamado la Dieta Mediterránea Tradicional y a ella nos vamos a referir principalmente.
Aunque esta dieta no es la única saludable, ya que hay muchas culturas con dietas saludables como la china, la japonesa, la hindú, la africana, etc. El denominador común de todas ellas, es la utilización preferente de alimentos de origen vegetal frescos y de temporada.
Durante el embarazo, la lactancia y la crianza, debéis cuidar la calidad de los alimentos que tomáis y evitaréis ser colonizados por la alimentación industrial.
Sin duda la llegada de un bebé a nuestras vidas, es un buen momento para recuperar nuestros hábitos tradicionales y mejorar la calidad de nuestra alimentación.
Frutas maduras y de temporada
Si algún alimento es característico de nuestra especie animal (homínidos) este sería las frutas que nos ofrecen las plantas. Es uno de los alimentos a los que mejor estamos adaptados, con una fácil asimilación y con un tránsito corto en el tubo digestivo.
Se las ofreceréis al niño ligeramente aplastadas y en la medida en que se le vea con disposición madurativa, se le dejará que las coja con la mano y se las lleve a la boca, bajo nuestra vigilancia, ya que está aprendiendo a masticar y a tragar.
La introducción de nuevos alimentos debería espaciarse en unos días, para comprobar su buena tolerancia, no solo al comerlos sino también al digerirlos.
Verduras, hortalizas y tubérculos
Una o dos semanas después se puede preparar un plato con verduras y hortalizas frescas y de temporada, a los que se puede añadir patata, zanahoria, calabaza, o boniato para espesarlas. Se aplastarán para que sea más fácil su masticación, o bien se puede iniciar con un puré, hasta que adquiera suficiente habilidad masticatoria.
Será asimismo muy gratificante darles trocitos de estos productos en pequeñas tiras cocidas, o de consistencia blanda, para que los cojan con la mano y puedan llevárselos a la boca. Les estamos preparando para que en poco tiempo puedan comer ellos solos, los mismos alimentos que come su familia.
Este método de alimentación auto-regulada o guiada por el niño se llama Baby led weaning y puedes ampliarlo aquí o en ( baby led weaning).
Cereales integrales completos
El pan, la sémola, la pasta, el arroz, etc., todos ellos integrales, son alimentos muy adecuados para el aprendizaje de la masticación, la deglución y en general las habilidades para auto-alimentarse.
Es muy importante que sean cereales completos integrales o semi-integrales, tal como se han consumido siempre hasta la llegada de la molienda industrial que ha blanqueado las harinas y las ha desprovisto de algunos nutrientes.
Generando además un elevado índice glucémico, que ocasiona trastornos metabólicos con altas tasas de glucosa y de insulina en sangre tras su consumo.
Las papillas de cereales industriales, carecen en general de calidad alimenticia, ya que están hechas con harinas refinadas, con poca fibra, pocos fermentos, limitadas en nutrientes y no ayudan al estar en forma de papilla a la evolución madurativa y masticativa de los niños.
Legumbres, semillas y aceite de oliva
Las legumbres son ricas en fibra, hidratos de carbono y proteínas de origen vegetal, y han sido una de las bases de la alimentación durante muchos siglos en las familias mediterráneas.
Se pueden aplastar y ofrecer a los niños para que vayan adquiriendo habilidades en su consumo, junto con los otros ingredientes que acompañan al plato como patata, verdura, calabaza, etc.
Las semillas como sésamo, lino, pipas de girasol, calabaza, etc. por su pequeño tamaño, que puede favorecer el atragantamiento, únicamente se deben dar molidas y añadidas a la comida.
El aceite de oliva debe ser extra virgen y añadir pequeños chorroncitos a la comida.
Proteínas y grasas de origen animal: Carnes, pescados, lácteos y huevos.
En general nuestra “civilización occidental” se ha pasado en el consumo de alimentos de origen animal.
Cada vez hay más evidencia científica sobre el exceso de consumo de carnes, pescados y lácteos, propiciados por la mayor disponibilidad de alimentos y por el abaratamiento de los costes.
En el mediterráneo se han consumido estos alimentos con moderación, como parte integrante del plato, o del cocido, casi como “condimento”, y se podría decir que generalmente en cantidades muy pequeñas.
El Estudio ALSALMA nos dice que estamos consumiendo cuatro veces más proteínas de las necesarias, así como un exceso de grasas saturadas.
Hay una sobrecarga del aparato digestivo y del sistema inmunitario del niño que no están preparados para el consumo elevado de este tipo de nutrientes.
Entre las carnes es preferible que sean de aves o conejo, evitando las carnes rojas y los cárnicos procesados (embutidos). En pequeñas cantidades (20-30 g.) añadidas al plato principal.
El pescado se tomará con moderación, 2-3 veces a la semana.
Estando con lactancia materna o maternizada, no es necesario añadir más lácteos y estos serán preferiblemente fermentados.
Alimentos industriales y superfluos los menos
En general la industria no elabora productos de calidad, sino que sus intereses están dirigidos a objetivos económicos. La mayoría de ellos están ultra-procesados, habiendo perdido gran parte de sus cualidades nutritivas.
En general tienen niveles altos en azúcares, sal, harinas refinadas, grasas saturadas o trans, aditivos, colorantes, conservantes, y están diseñados para que gusten a los niños y los atrapen con sus reforzadores del sabor.
Orden de introducción de los alimentos y forma de hacerlo
Nos han gustado mucho las Pautas de la Agencia de Salud Pública Catalana, para niños de 0 a 3 años, por su simplicidad y su fácil entendimiento, completamente actualizadas a los conocimientos que hoy tenemos de la nutrición infantil.
¿Cómo han aprendido a comer los lactantes tradicionalmente? ¿Qué alimentos les ofrecíamos?
Antes de la explosión de comida industrial, los niños comían de los alimentos de los que disponían sus padres, es decir alimentos tradicionales que recogían de la huerta o que compraban en el mercado. Siempre han tomado alimentos tradicionales que se iban adaptando a las habilidades madurativas de los niños.
Es preferible que los niños se alimenten con los alimentos que se han consumido en casa de manera tradicional y que pertenecen a su cultura y a su tipo de cocina.
A partir de los 6-8 meses se inicia la introducción de sólidos, que es un magnifico entrenamiento para ejercitar la musculatura y las habilidades masticatorias y deglutorias. Sin olvidar que estamos poniendo a prueba a todo el sistema digestivo e inmunitario, que están aprendiendo a reconocer y a digerir los nuevos alimentos.
Hasta que el niño adquiera la capacidad suficiente para alimentarse el solito, el alimento principal debe ser la lactancia materna. En el momento en que se sostenga erguido en la trona, y pueda alcanzar los objetos y llevárselos a la boca, podemos iniciar la enseñanza de introducción de sólidos, poniendo atención a que no se produzca un atragantamiento.
No se debe retrasar la alimentación con sólidos
Si la alimentación con sólidos se retrasa, se pierde la oportunidad de aprovechar el reflejo natural de la masticación, que induce a los niños a interesarse por los alimentos de sus padres y llevárselos a la boca.
Posteriormente se pierde este reflejo y en algunos casos va a requerir un aprendizaje mucho más complejo, dirigido por un profesional especializado.
El lactante debe iniciarse en la alimentación complementaria, viendo a sus padres comer los alimentos habituales de su dieta. Debe sentir curiosidad y ganas de participar en la mesa de los adultos. Debemos aprovechar este impulso de participación ofreciéndole pequeños pedacitos, que pueda asirlos y llevárselos a la boca.
No tengáis miedo a sufrir un atragantamiento, es la edad apropiada para aprender y favorece el desarrollo de la musculatura bucal y la articulación de los fonemas.
De la misma manera que no podemos “quitar el ojo de encima” cuando les enseñamos a sentarse, gatear o andar. Después de algunos pequeños sustos, aprenden rápidamente y no vuelven a equivocarse.
En definitiva, los alimentos con los que se va a iniciar la alimentación complementaria, deben ser los mismos que toma la madre, adecuadamente preparados y favoreciendo la autonomía del bebé.
Autor: Fernando Calatayud Sáez
Pediatría Nutricional en Ciudad Real.
Trabajo codo a codo con una nutricionista, mi hija Blanca Calatayud.
Estamos estudiando la relación entre las enfermedades infantiles y el abandono de la Dieta Mediterránea Tradicional.
Dirección de la web y del blog: pediatríanutricional.com