Obstrucción nasal persistente y «facies adenoidea»: la cara que se le queda a tu hijo cuando cuando respira por la boca. Siempre con mocos, siempre con atasco nasal, amígdalas enormes que acaban siendo guillotinadas por el otorrino.
Cara de “bobo” o “atontao”
Obstrucción nasal persistente y «facies adenoidea», se asocian en el tiempo, después de que los niños lleven mucho tiempo respirando mal por la nariz, modelando la forma de su cara.
Estos niños respiran siempre con la boca abierta, y hablan con voz nasal o gangosa, pareciendo a primera vista que están “atontaos”, por lo que se llevan el sambenito de las malicias de sus compañeros de colegio.
Puede parecer que la nariz es un órgano sin importancia, pero que se lo pregunten a estos chiquillos, que están todo el día luchando para que les entre unas bocanadas de aire. Sobre todo por la noche, cuando adoptan posturas extrañas y raras para tener acceso al oxígeno vital que les corresponde.
No duermen como es debido y a menudo están realmente “atontaos” después de haberse peleado toda la noche con la almohada, buscando la postura que les permita respirar lo suficiente para poder dormir.
Se pasan el día preguntando: ¿Por qué tenemos las narices estrechas? ¿Por qué no me cabe la lengua en la boca? ¿Por qué me retumba la voz en los oídos? Y a menudo suspiran: ¡Qué envidia de las narices aladas que tienen algunas razas indígenas!
Mocos verdes persistentes
Algunos se comen los mocos, otros tienen las mangas verdes de tanto restregarse, los bajos de los pupitres están para darles un cepillado, y no es de extrañar que algunos compañeros les huyan por “guarros”.
Los cornetes asoman por los orificios nasales totalmente desmedidos y su inflamación indica que llegan mocos a raudales de los senos paranasales. Incluso se les atrona la trompa de Eustaquio, que conecta la nariz con los oídos, por lo que a menudo tampoco oyen bien, y repiten “que, que…” añadiendo cara de “despistaos”. ¡Lo que faltaba!
Apenas queda conducto aéreo libre para respirar por lo que recurren a la respiración bucal para sobrevivir. ¡Vaya nariz que nos ha tocado sufrir!
El anillo de Waldeyer compuesto por tejido linfoide asociado a las mucosas está totalmente engrosado y descabalado. ¡Por Dios, que venga Frodo el de los «anillos» y se lo lleve a las calderas del Monte del Destino!
La mucosa nasal descabalada
¿Qué le pasa al sistema defensivo e inflamatorio? ¿Están descabalados? ¿Por qué no funcionan como corresponde? ¿Por qué los senos paranasales – que no se sabe bien, para qué sirven- están produciendo ingentes cantidades de mocos?
Las medicinas convencionales son poco efectivas. Los descongestivos solo tienen efectos pasajeros y a menudo producen somnolencia y atontamiento, por si no había ya suficiente. Los corticoides y anti-inflamatorios ayudan transitoriamente a pasar el tiempo hasta que el otorrino de la señal de rebato para entrar en el quirófano y eliminar todo lo que se oponga al paso del aire: amígdalas, vegetaciones, timpanostomías, etc.
Un auténtico desaguisado y un problema de narices: Hay que eliminar quirúrgicamente un tejido sano que se ha desbocado intentando proteger a las mucosas nasales de no se sabe qué factor estructural, que ha descabalado su sistema inflamatorio.
Échale un cable al sistema inflamatorio
Se piden análisis de sangre, radiografías y otras pruebas complementarias que confirman el agrandamiento del tejido linfoide, lo cual a estas alturas, es bastante evidente.
Se piden pruebas y pruebas, pero: ¡A nadie se le ocurre pedir un Informe Nutricional!
¡Claro, como no hay nutricionistas en el sistema de salud! ¡Menos mal que hay otorrinos!
¡Estamos comiendo muy mal!
La alimentación saludable proporciona al organismo todos los nutrientes que necesita para que su sistema inflamatorio funcione como es debido. Además permite el desarrollo de una microflora normal – la que nos corresponde – que entre otras funciones, evitan la aparición de bacterias indeseables. Estos microorganismos al modo de pandillas barrio-bajeras, estabilizan o desestabilizan la armónica convivencia de la microflora que habita las fosas nasales.
Evitar los alimentos indeseables y la comida basura, también limita las alteraciones metabólicas y la aparición de disruptores enzimáticos que corto-circuitan los mecanismos inflamatorios.
Y si comemos como manda la santa madre naturaleza
Tampoco es tan complicado comer como lo hacían nuestros abuelos. Ahora es todo más fácil. Hay más disponibilidad de alimentos y tienen un mayor control sanitario.
Los efectos anti-inflamatorios de la dieta mediterránea han sido cantados y loados por el estudio Predimed. (Ver aquí). Su cantinela contagiosa se va extendiendo por doquier y ya son cientos los fans que ensalzan sus virtudes salutíferas.
Nosotros también hemos compuesto alguna estrofa, que hemos presentado en el XXX congreso de pediatría de la SEPEAP (Ver aquí). No es que la obstrucción nasal se resuelva inmediatamente, pero sí parece que se detiene su expansión y probablemente podamos evitar la intervención quirúrgica.
Hay que estar pendientes de los primeros “suspiros”
Lo que sí podemos hacer claramente, es prevenirla. Es muy importante actuar al inicio del descabalamiento del sistema inflamatorio y de la rebelión de las “maras barrio-bajeras”. Al poco de observar lo prolongados y frecuentes que se hacen los constipados.
Con tal fin hemos compuesto un canto de sirenas que los espanta y que se titula “Effects of Mediterranean diet in patients with recurring colds and frequent complications” (Ver aquí).
En cuanto empiezan los signos de taponamiento que originan sus “fiestuzas” repelentes, como si del más lustroso botellón typical spanisch se tratara. Dejan el patio intersticial lleno de deshechos y vomitonas, Es entonces cuando hay que actuar, antes de que se inicien los problemas obstructivos. Después son carne de cañón para el otorrino.
Más vale prevenir que curar
Nuestro hijo que es “espabilao”, no tiene por qué sufrir con su nariz, si nos ocupamos un poquito de hacer una dieta saludable. Os aseguro que no es difícil.
Además es una honda satisfacción escaparse de la “maraña capitalisto-industrial”, que son otro tipo de mafia de barrios altos, que buscan padres “atontaos” para vender sus productos de mierda, y que acaba en los intersticios de nuestros chavales. Pero esa ya es otra historia.
Un saludo cordial.
Autor: Fernando Calatayud Sáez
Pediatría Nutricional en Ciudad Real.
Trabajo codo a codo con una nutricionista, mi hija Blanca Calatayud.
Estamos estudiando la relación entre las enfermedades infantiles y el abandono de la Dieta Mediterránea Tradicional.
Dirección de la web y del blog: pediatríanutricional.com