¿Cómo se han modificado las costumbres alimentarias tradicionales, sin habernos dado cuenta de la invasión del Reino Industrial en la salud?
- Todo va muy deprisa, casi no hay tiempo para la reflexión
- El trigo, el pan, el azúcar y los cereales refinados
- Los aceites industriales, prensión en frio-caliente
- Lácteos industriales. Los embutidos y derivados cárnicos
- Los precocinados industriales y la comida basura
Todo va muy deprisa, casi no hay tiempo para la reflexión
En esta sociedad en la que vivimos, la tecnología está evolucionando a velocidad de vértigo, de modo que los cambios que están sucediendo en todos los niveles de la vida resultan absolutamente increíbles. Si no fuéramos testigos de ello, nos parecería mentira.
Industria alimentaria
Están cambiando profundamente las formas de obtención de los alimentos y también los modos de alimentarnos. La tecnología ha invadido este territorio, hasta convertir los alimentos en productos altamente tecnificados y dependientes de la industria alimentaria. Hay una autentica invasión del Reino Industrial en el ámbito de la alimentación, que a su vez va a interferir notablemente en el mantenimiento de la salud
Estamos abandonando los modos tradicionales de obtener la comida y de alimentarnos, sin apenas reflexionar sobre las consecuencias que nos pueden traer, tanto en lo referente a nuestra salud, como a la salud de nuestro planeta al que estamos asolando.
Crédito de la imagen: alpoma vía Compfight < / a> cc
En líneas generales los alimentos industriales han perdido su integridad, sus nutrientes más lábiles, parte de sus propiedades, su frescor y sus fermentos, están más procesados, higienizados y manipulados para adaptarse a las reglas de la comercialización y del consumo.
A continuación vamos a exponer brevemente alguno de los cambios que están sucediendo y las consecuencias que pueden traer sobre nuestro estado de salud.
No son sino una muestra de la infinitud de modificaciones realizadas por la industria, pero deben servir de ejemplo, para que estemos al tanto de sus manipulaciones.
El trigo, el pan, el azúcar y los cereales refinados
Uno de los alimentos más básicos de nuestra cultura mediterránea es el trigo, de donde se ha obtenido tradicionalmente la harina para hacer el pan, la pasta, las gachas, y otras formas de bollería y repostería. Pues bien, la tecnología ha modificado su obtención hasta convertirlo en un alimento de bajo valor nutricional e incluso inconveniente para la salud humana.
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La harina recién molida, de granos enteros, constituye la harina integral y contiene muchos más nutrientes, más fermentos y más fibra que la harina refinada. Pero el problema principal no está en la calidad, sino en la disponibilidad de sus nutrientes.
Los hidratos de carbono de la harina refinada se absorben enseguida y originan unos niveles muy altos de glucosa en la sangre al poco de ingerirlos.
Nuestro organismo no está preparado para estas “súper-dosis” de glucosa, que generan altísimos niveles de insulina. Decimos que tiene un alto índice glucémico.
Igualmente podemos decir del consumo de azúcar y de bebidas refrescantes azucaradas. Se añade azúcar a una increíble proporción de alimentos y de bebidas. El consumo de azúcar se ha multiplicado exponencialmente en los últimos años.
Hemos dejado de tomar agua fresca y nos hemos pasado al consumo febril de bebidas que disparan los niveles de glucosa en sangre, hasta límites no conocidos anteriormente.
Nuestro sistema metabólico no está preparado para este tremendo cambio en la asimilación de los hidratos de carbono. Simplemente no estamos habituados a estos altos niveles de glucosa y de insulina.
Nuestros genes no han sido capaces de adaptarse tan rápidamente a las novedades tecnológicas. Son una de las causas de las enfermedades metabólicas actuales como el sobrepeso, la obesidad, la diabetes, etc.
La industria ha hecho este cambio, por intereses económicos, casi sin darse cuenta del daño que estaba haciendo. Simplemente sucede que las harinas integrales o completas se enrancian porque contienen substancias y fermentos que hacen que la harina florezca, o sea que se contamine de micro-organismos que se nutren de ella y la estropean.
Esto hizo que la industria procesara la harina eliminando las substancias fermentables y esterilizando los fermentos.
Asimismo eliminó la fibra vegetal para hacerla más suave al paladar. Lo que ha originado otro grave problema. Nuestro modelo de alimentación siempre ha contenido altos niveles de fibra vegetal.
La ausencia o escasez de fibra está ocasionando alteraciones en la motilidad intestinal y en la composición de la micro-flora. Esto puede ocasionar enfermedades como el estreñimiento, los dolores abdominales, la inflamación intestinal, las hemorroides, etc.
Los aceites procesados por la industria. Prensión en frio-caliente
Otro alimento básico de la dieta mediterránea es el aceite de oliva, que de manera tradicional se obtenía por prensión en frío de las olivas, obteniendo un zumo o aceite de gran calidad alimenticia.
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La industria ha conseguido por medio de técnicas industriales extraer una mayor cantidad de aceite por kilo de aceitunas, para ello tiene que calentar la masa triturada y utilizar disolventes químicos.
Estas técnicas generan una mayor cantidad de aceite, son mucho más rentables, pero ya no es lo mismo. Las altas temperaturas han deteriorado las estructuras moleculares de los ácidos grasos y el producto obtenido ya no es adecuado para la alimentación.
Ha perdido sus cualidades, los ácidos grasos más lábiles se han modificado y se han originado moléculas trans, con una configuración espacial que el organismo no reconoce y que da lugar a que los sistemas enzimáticos se bloqueen.
Lácteos industriales. Los embutidos y procesados cárnicos
En la zona mediterránea se ha consumido leche de origen animal con moderación, y preferentemente de cabra y oveja, que son los animales propios de nuestra zona. Esta leche se consumía fresca o bien fermentada en forma de queso o de yogur.
Productos lácteos
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De unos años a esta parte, ha aumentado el consumo de leche de vaca manipulada por la industria, en forma de leche en polvo, leches de caja esterilizadas, leches modificadas en grasas o descremadas, leches modificadas en lactosa, e incluso leches hidrolizadas en proteínas.
Es uno de los alimentos más manipulados que existen. En estado fresco no pertenece al área mediterránea sino que es característico del área Atlántica. Actualmente por su manipulación pertenece al Reino Industrial.
El consumo de carne ha aumentado exponencialmente en las últimas generaciones. Lo más preocupante es la manipulación por las industrias cárnicas de este producto.
Ha aumentado el consumo de carnes “momíficadas” en forma de embutidos y derivados cárnicos diversos. Con ello ha aumentado tremendamente el consumo de proteínas y de grasas saturadas.
Tanto los lácteos como los embutidos industriales no han sido anteriormente consumidos en esta enorme cantidad por el ser humano. Un consumo tan alto de proteínas, puede ocasionar problemas con la micro-flora intestinal, que se convierte en flora putrefactiva que va a dar lugar a diversas dolencias del aparato digestivo.
El exceso de grasa saturada va a favorecer el aumento del colesterol y los triglicéridos, así como la aparición de enfermedades del aparato cardio-circulatorio, como el infarto de miocardio. Recientemente la Organización Mundial de la Salud ha puesto de manifiesto su asociación a diferentes tipos de cáncer.
Los precocinados industriales, y la comida basura
En algunos hogares ya no saben que son alimentos frescos, incluso ya no les gustan y los separan del plato. Han perdido totalmente la capacidad de reconocer con la vista y con el olfato, cuales son los alimentos que le convienen al ser humano.
Han sido totalmente absorbidos por los nuevos alimentos diseñados por el marketing industrial.
Vitrina industrial
Crédito de la imagen: Ta-Tung vía Compfight cc
En algunos hogares se han perdido los conocimientos de la cocina tradicional. Los conocimientos culinarios de la abuela. No saben cocinar. En su lugar disponen de alimentos precocinados listos para comer, con tan solo calentarlos un poquito en el microondas.
Son alimentos que a menudo contienen harinas refinadas, con poca fibra, con grasas saturadas y grasas trans, con exceso de proteínas, exceso de sal y con escasos fermentos. Son alimentos de escasa calidad alimenticia. Son híper-calóricos, ricos en energía pero faltos de nutrientes. Son calorías vacías. Alimentos basura.
Si queremos aprender a comer bien, tendremos que aprender a defendernos de la propaganda industrial y volver a escuchar a los abuelos con su cocina tradicional. Si dejamos que la industria invada nuestro territorio estamos perdidos.
Volvamos a los alimentos de antaño, frescos, de temporada, que se venden en los mercados locales y que se caracterizan entre otras cosas, porque tienen una envoltura natural y no tienen etiquetas.
Un fuerte abrazo.
Autor: Fernando Calatayud Sáez
Pediatría Nutricional en Ciudad Real.
Trabajo codo a codo con una nutricionista, mi hija Blanca Calatayud.
Dr. Fernando Calatayud
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